viernes, 19 de junio de 2009

EPISODIO I: Abierto hasta el amanecer

Puedo ser un cabrón,
Pero no soy un puto cabrón
George Clooney


- Espero que hayas memorizado bien mi culo, porque es el mejor recuerdo de mí que vas a poder conseguir.

Permitid que me presente, soy Jou (como “tú” en inglés, pero a lo bruto) y ese culo del que habla amablemente su dueña tampoco es que fuera nada del otro mundo, bonito sí, no lo voy a negar, pero no como para hacerle una foto mental y guardarlo en “mis documentos”. Es un culo de nivel medio pero la reacción (excesiva bajo mi humilde punto de vista) de su portadora me viene que ni pintada para resumir como son mis noches de juerga: Se mira pero no se toca.

No es que me considere un tío feo, (de hecho no lo soy, qué coño, si soy un cañón de tío!!!) tampoco es que destaque por ser guapo, (quizá un poco de perfil griego) pero la experiencia me ha enseñado exactamente en que “zona de la tabla” me encuentro: soy un “lindopero”, con todas las letras.
Que qué es un lindopero?, fácil de explicar (no tan fácil de asumir) te acercas a cualquier tía que me conozca (y aunque no me conozca, con que esté lo suficiente cerca como para verme el experimento funciona) y preguntadle: “Qué te parece el Jou???” a lo que ella te contestará sin dudar: “Es lindo, pero…” Pues eso soy yo, un lindopero, tantas mujeres no pueden estar equivocadas.
No sé en qué momento sobrepasé la delgada línea que separa al tío simpático con el que te liarías al tío gracioso con el que te ríes mucho, para ser sincero ni siquiera sé por qué las tías se ríen tanto conmigo (ni quieras saberlo) si no pretendo que se rían tanto, pero he aprendido a vivir con ello.

- Jou, tío, bájate de la nube que si me ven con un pasmarote pensarán que yo también lo soy y así no hay quien triunfe.

Ese chaval tan amable y que tanto se preocupa por la imagen que doy al exterior (sobre todo en la parte que le afecta directamente) es el “Taza”, mi mejor amigo (si te tomas alguna que otra concesión a la hora de definir el concepto “amigo”). Podría deciros su nombre verdadero, pero a estas horas de la noche ni siquiera podría recordarlo, son pocas las personas que lo llaman por ese nombre, (y ninguna de los que lo hacen es de fuera de su familia o tiene menos de 50 años) así que lo consideraremos irrelevante. En realidad no es un apodo, es más bien un mote, pero el Taza lo lleva con tanta naturalidad que no voy a ser yo el que le dé importancia al asunto.
Como todo buen colega que se precie el Taza es mi “compañero de ligues” cuando cae el sol, aunque no creo que eso sea un buen negocio para los dos (concretamente para mí), podría dar muchas excusas pero lo simplificaré todo en cifras: en el último año Taza 16 – Jou 0, no es que lleve la cuenta (no la del taza, la mía es fácil de llevar) pero el Taza sí la lleva (vaya que si la lleva) y se dedica a recordármela siempre con intención de motivarme.

El Taza tampoco es que sea lo que se considera el típico tío bueno, ni es especialmente hábil a la hora de tirar el anzuelo, pero llega un momento determinado de la noche en que siempre está en el momento indicado y el sitio idóneo para apuntarse otro tanto, es algo así como un don natural (yo hago gracia y el folla, cada uno destaca en lo que destaca). No es mucho más alto que yo, somos más o menos iguales de delgados y ni siquiera se molesta en peinarse para salir por las noches, utiliza su teoría de que “El agua es sabia” (o sea, que tal y como sale de la ducha y se le seca el pelo así se queda) y ya que nuestro cuerpo está compuesto en la mayor parte por agua no hay otro elemento mejor para decidir su peinado que el mismo agua (me reiría de él por chorradas como estas, y mucho, pero el 16 – 0 me tiene comida la moral). Además tiene un hándicap que en teoría me debería dar ventaja con respecto a él: le falta una oreja (de dónde pensabais que venía el mote, de un incidente tomando café???)

Podréis pensar que soy un tío superficial si le doy importancia a un “detalle” como ese, pero no es sólo un detalle, es que el tener la oreja tapada de nacimiento provoca que tenga una voz de pito que en ocasiones roza la estridencia (cada uno hablamos de forma que en nuestra cabeza suene la voz de una forma que consideramos normal, y al tener un oído tapado su percepción se distorsiona más de la cuenta… y yo qué coño hago dando explicaciones tan técnicas, tiene voz de pito y punto) también hay que tener en cuenta que no puede llevar gafas de sol (desde que vimos Matrix está buscando unas gafas como las de Morfeo, de las que se enganchan a la nariz, pero no logra encontrarlas, yo desde entonces intento doblarme como Neo cuando esquiva las balas, pero lo más que he conseguido es una cicatriz en un codo). Y como esos detalles muchos otros que parecen imperceptibles, pero que están ahí, y a pesar de ellos el Taza a la hora de la verdad es un campeón, todos esos impedimentos sabe transformarlos en ventajas (“deja que te coma la oreja para estar en igualdad de condiciones”… si yo le digo eso a una tía me cruza la cara fijo, pero a él le funcionó).

- Jou, de verdad, muévete, que estás completamente ido, vámonos a aquella esquina que he visto un grupo de futuribles y hay tías suficientes como para que te quites el “boquerón” que tienes en todo lo alto de una vez.

Aclaremos algo que seguro que ya os estáis planteando: NO SOY VIRGEN (en mayúsculas, para que quede claro) tuve las típicas noviejas cuando estaba en el instituto, me lié con muchas tías una vez que empecé en la Universidad (algunas que aún no me creo que me las ligara y otras que no quiero ni creerme como pude caer tan bajo) y cuando digo que me lié quiero decir que con algunas de ellas hubo tema (con muchas, bueno no tantas, unas 10 o 12… bueno con 4, pero muchas veces). El problema es que llegó un momento en que la pelotita dejó de querer entrar (símil futbolístico puro y duro, nada de desviaciones sexuales) y un mes de sequía se transformó en dos meses, los dos meses en tres, y ya hemos llegado a un punto en que estoy pensando en hacerme una prueba para ver si me ha vuelto a crecer la virginidad (Si Britney Spears juraba que seguía siendo virgen después de su segundo disco a mi me ha podido crecer otra vez). Y no sé por qué creo que eso las tías lo huelen y por eso se alejan de mí, esa teoría empieza a cobrar fuerza dentro de mí (no es lo único que comienza a cobrar fuerza dentro de mí, que ya son cerca de las 6 de la mañana y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar).

- Qué te vienes o no???
- Venga, vamos a arrimar un poco la cebolleta a ver qué tal.
- Levanta ese ánimo, Jou, que esta noche follamos. (Casi, el Taza sumó su 17 y yo me quedé con 3 amigas de la que le ayudó a sumar el nuevo tanto animándoles el resto de la noche, pero no animándosela de la forma que yo buscaba)

Y llegamos a la parte de la noche que más odio, me he quedado solo en medio de la discoteca y es cuando me doy cuenta lo decadente del paisaje, demasiado alcohol en sangre, movimientos grotescos, música horrible y tíos entrando a saco a todo lo que se mueve. La solución a mi soledad es fácil: volver con el grupo de los “casados”, los que no tienen que abandonar la manada para buscar nuevas presas, los que pueden quedarse toda la noche en la misma esquina de la discoteca sin ningún tipo de preocupación. Ellos tienen la noche resuelta antes de que sea de noche, pero no los envidio, todavía no, aún no estoy tan desesperado, aún sigo prefiriendo mi “libertad”, aunque mi libertad me acabará llevando sólo a la cama (no es tan grave, estoy acostumbrado y la paciencia es una de mis virtudes). Además, mañana será otro día, y el día traerá otra noche y quién sabe lo que me esperará esa noche.




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